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Un lugar fantástico para desestresar y disfrutar de la naturaleza y la cercanía de la gente de pueblo(maravillosos como nos trataron) los dueños son un encanto,en todo momento pendientes de todo para que te sientas como en casa ,el poder meterte en la piscina de la terrazo y ver el ocaso con Grazalema al fondo impagable.....muy recomendable!!!
Uno de los sitios más bonitos que he visto y tranquilo.El trato de los propietarios inmejorable, son encantadores, te hacen sentir como uno/a más.Volveremos sin dudarlo.
Nunca nos hemos alojado en un hotel con tanto encanto, es sin lugar a dudas la excelencia por donde se mire, sea por la hospitalidad de los anfitriones, Raúl, Floren y Raquel, como por la calidad y calidez de las instalaciones, así como la magnífica predisposición a hacernos sentir como en casa, orientándonos en la mejor elección de las visitas a realizar en toda la zona.Nos gustaría destacar la maravilla del entorno que permite disfrutar de una paz, armonía, sosiego y conexión con la naturaleza.Mención muy destacada al cultivo y elaboración de los alimentos, que con tanto amor, arte y delicadeza, nos ofrecen. Productos todos de temporada y ecológicos excelentes.Matrícula de honor!!!!!!Volveremos sin duda!!!
Un lugar inolvidable para pasar unos días a gusto solo o con alguien especial.Muy bien decorado tanto dentro de la casa como en todos los patios y jardines, con un gusto exquisito que se puede apreciar hasta en los más mínimos detalles.Raúl es una persona muy maja y además buen conversador, da gusto hablar con él. Muy atento y cordial en todo momento.Todo muy limpio y agradable.Habitaciones originales en diseño y con mucha armonía. Cada una diferente pero todas igual de acogedoras. Mucho colorido y muy buen ambiente en todas las estancias.Vistas inmejorables y piscina pequeña pero igualmente expléndida.Muy bien gestionado por Raúl, Floren y Raquel.Da gusto encontrar sitios así y con gente tan profesional y respetuosa.Sin duda alguna un lugar con mucha magia y color.Repetiremos seguro....
No es una estancia, es toda una experiencia.Desde antes de llegar ya sabíamos que era especial, el trato de Raúl y Floren es espectacular, lo hacen todo de corazón, y eso se nota.El lugar tiene un encanto muy genuino. Cada rincón tiene un detalle. Las habitaciones son preciosas y únicas. Los desayunos con productos locales, y preparado con todo mimo ¡no os los perdáis!Te acompañan desde que llegas y te comparten información para disfrutar aún más de toda la zona.Silencio, paz, tranquilidad. Hay una acequia que pasa cargada de agua por la calle colindante al Molino y el murmullo del agua te acompaña todo el tiempo.Estamos encantados con haber descubierto El Molino del Abuelo y vamos a volver
